Los manglares son ecosistemas costeros, típicos de zonas tropicales y subtropicales. Ubicados en la desembocadura de los ríos, bahías y estuarios, donde la velocidad de las corrientes es menor, favoreciendo así que los sedimentos se depositen.
En la subida de la marea, cuando el agua se mezcla, hay una alteración en el PH y en la salinidad del agua dulce, dando lugar a un ecosistema rico en materia orgánica en descomposición y, por consecuencia, con poco oxigeno (las bacterias utilizan el oxigeno para descomponer la materia orgánica). El poco oxigeno y la variación de la salinidad son características de todas estas regiones, lo que genera flora y fauna endémicas de estos ecosistemas.
Los manglares ayudan en el enriquecimiento del agua marina con sales minerales, nutrientes y materia orgánica, y está entre los principales responsables de la manutención de buena parte de las actividades de pesca de las regiones tropicales. Pueden ser considerados uno de los ambientes naturales más productivos de Brasil.
Tres especies arbóreas hacen parte de los bosques de manglar: el mangue rojo, el mangue blanco y el negro. Presentan como adaptaciones especificas al ecosistema: raíces respiratorias, capacidad de filtrado del agua salada y eliminación de la sal; crean el plantel en las propias ramas para liberar las nuevas plantas clavándose directamente en la tierra.
La flora del mangue puede tener también pocas especies de helechos, bromélias e hibiscos.
La vegetación tiene la función de evitar la sedimentación de arena de grandes litorales, por cuenta de la localización fronteriza entre diversos ambientes – mar, rio, lagunas, tierra y la estructura arquitectónica de sus árboles – protegiendo las regiones de la costa y la bacía hidrográfica contra la acción de las olas del mar, la erosión y las inundaciones.
Varias especies de cangrejos son la fauna principal de este ecosistema junto con las ostras, mejillones, almejas y lapas que se alimentan filtrando el agua. Los camarones también entran en los mangues en la subida de la marea para alimentarse. Muchas de las especies de peces del litoral brasileño sobreviven alimentándose en el manglar en su fase juvenil. Entre ellos, los bagres, rodaballos, manjuba, tiburones y delfines.
Hay pocas aves típicas, pero algunas especies, como garzas y socos usan los arboles del mangue como puntos de nidificación y reposo, localizando rápidamente peces, crustáceos e moluscos para su sustento. Entre los mamíferos se pueden encontrar cuatíes, nutrias y mapaches.
Antiguamente los manglares fueron considerados ambientes inhóspitos por la presencia constante de mosquitos y tábanos, bosques oscuros, con lodo, sin atractivos estéticos hicieron con que, hasta la década de los 70, se pensara que el progreso para el litoral marino fuera tener las playas limpias, puertos confinados por cemento y experimentos de cultivo que aprovecharan los locales que antes eran manglares.
Aun estando protegidos por ley, los manglares, sufren agresiones por medio de la contaminación domestica y química del agua, vertidos de petróleo y especulación inmobiliaria.